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sábado, 30 de julho de 2011

Tránsito de Saturno: ¿en qué área de la vida tenés que madurar?

Link para la publicación original de este texto en portugués en la página de la Revista Personare
Estamos siempre atravesando algún transito astrológico en nuestras vidas, porque siempre hay algún planeta en el cielo cuyo paso está haciendo algún tipo de contacto con algún punto o planeta en nuestra carta. Los tránsitos que traen cambios más duraderos son los tránsitos de los planetas llamados "lentos", que van de Júpiter a Plutón. Entre todos, son los tránsitos de Saturno que suelen generar más preocupación.
Saturno es conocido en la astrología antigua como el "gran maléfico" (Marte sería "pequeño maléfico"). Por lo general, Saturno está asociado con palabras como seriedad, frialdad, pérdida, recesión, problemas, entre otras. Pero lo que un tránsito de Saturno nos muestra es qué nos falta en aquella área por donde transita para que se pueda crecer, madurar, encontrar una forma más adulta y eficiente de hacer las cosas.
A diferencia de Júpiter, que se conoce como “el gran benéfico", "el padre amable y generoso", astrológicamente Saturno es visto como el "padre estricto". Y eso no deja de ser verdad. Júpiter es bondadoso, independientemente de los méritos individuales. Con Júpiter, la suerte está en juego. Ya Saturno no tiene nada que ver con la suerte: él recompensa todo el esfuerzo dedicado a la consecución de algo. Saturno es la cosecha justa de lo que fue sembrado: si trabajamos duro, obtenemos reconocimiento. Si no hicimos nada, él será justo y nos devolverá... nada.
¿QUÉ TAN EFICIENTE SOMOS?
Entre las muchas preguntas que plantea un tránsito de Saturno está el tema de la eficiencia: ¿estamos actuando en esa zona o en relación a este tema tan eficientemente cuanto posible? A Saturno no le gustan los desperdicios, por lo tanto, él quiere que aprendamos a utilizar mejor los recursos que tenemos disponibles, en su máxima capacidad. Y la cuestión del ocio también tiene que ver con los límites: si hay ociosidad, hay desperdicio, y en el desperdicio generalmente hay falta de límites. Por lo tanto, Saturno nos muestra que es tener lo justo para que aprendamos a prescindir de los excesos.
Algunos tránsitos de Saturno generan más preocupación que otros. Quién está viviendo Saturno en tránsito por la 2 ª casa, la casa de las finanzas personales, por ejemplo, a menudo teme un colapso financiero. Esta es una preocupación infundada, porque lo que Saturno en tránsito a través de esta casa nos pide es una reestructuración: una vez que conozcamos a fondo cómo gastamos nuestro dinero, no habrá sobra, pero tampoco habrá escasez. El resultado es que muchos revierten situaciones económicas difíciles y vuelven a crecer financieramente al final de este tránsito: para saber dónde estaba el desperdicio, el individuo tuvo que realizar ajustes y luego comenzó a vivir más cómodamente.
LA PRUEBA DE REALIDAD
Además de establecer límites y exigir eficiencia, Saturno nos impone un test de realidad en la zona por la cual transita. Así, en tránsito a través de la séptima casa, por ejemplo, la casa de las relaciones estables, Saturno cuestiona que tan estructurada está una relación para seguir adelante. Por lo general, la pareja tiene que enfrentar y superar juntos problemas que surgen, a veces financieros, a veces familiares, lo que no indica necesariamente el fin de la relación: a menudo, los problemas experimentados por la pareja los une y refuerza aún más los lazos, pasando la relación para otro nivel de intimidad y compromiso. Pero si la relación no está fuerte y consolidada, sí, se vendrá abajo y, equivocadamente, muchos atribuirán este evento al transito en si mismo. En realidad, el transito sólo revelo problemas que ya existían por debajo de la superficie. No se ha creado nada que ya no estuviera allá.
Otros tránsitos de Saturno por casas de relaciones, como las Casas 5 (amor) y 11 (amigos) generan miedo a la soledad emocional. Sin embargo, muchas personas comienzan relaciones serias en este período, cuando están solas, o hacen nuevas amistades, con gente más madura, siendo posible, aún, el rescate de gente del pasado. Con Saturno no hay excesos, pero hay calidad. Y a uno le termina gustando saber que puede contar con gente que conoce o rescata en estos tránsitos.
RETORNO DE SATURNO
De todos los tránsitos de Saturno, el más desafiante es lo que llamamos Retorno de Saturno (a los 28 y 56 años, respectivamente), cuando él hace conjunción a su posición original en nuestra carta natal. Estos son momentos de profundos cuestionamientos en nuestras vidas. En el primero, a los 28 años, uno mira hacia atrás y hacia todo lo que hizo de su vida hasta ese momento, y siente la necesidad de decidir cómo seguirá adelante. A veces, sentimos que no construimos nada y tenemos esa sensación de "¿y ahora qué?". Ya se tiene casi 30 años y todavía no se empezó a trillar la propia vida. Son tiempos en que muchos deciden irse a vivir solos por primera vez, dar una dirección a la carrera, se casan, tienen el primer hijo. Esta sería la verdadera entrada en la edad adulta.
La segunda vuelta de Saturno a la edad de 56 años trae otras cuestiones: los hijos han crecido, se han casado, la vida ya no se centra en ellos, y hay que descubrir que nuevo significado darle a ella. Se pierde la función de padres protectores y proveedores: ahora se necesita otra función. A menudo este segundo retorno coincide con la muerte de uno de los cónyuges, con la jubilación, o la separación en la mediana edad, que requiere del individuo toda una reestructuración frente a la propia vida. Ambos momentos son muy ricos, porque terminamos descubriendo muchos recursos personales que ni siquiera imaginábamos que teníamos, hasta que Saturno nos obligó a mirarlos a ellos.
No importa la edad que tengamos, no hay ninguna razón para temer un tránsito de Saturno, o de cualquier otro planeta. Lo más importante es entender el simbolismo del planeta y sintonizarse con él, antes de que nos veamos obligados, por factores externos ajenos a nuestra voluntad, a una renovación de mente y espíritu. Cuando sabemos de antemano las tendencias de un tránsito dado, lo podemos vivir como otro aprendizaje más, como una parte natural de nuestro ciclo de vida.

Trânsito de Saturno: em que área da sua vida você precisa amadurecer?

Link para a publicação original deste texto na Revista Personare


Estamos sempre atravessando algum trânsito astrológico em nossas vidas, porque sempre há algum planeta no céu cujo passo está fazendo algum tipo de contato com algum ponto ou planeta em nosso Mapa Astral. Os trânsitos que trazem mudanças mais duradouras são os trânsitos dos planetas chamados "lentos", que vão de Júpiter a Plutão. Dentre todos, são os trânsitos de Saturno que costumam gerar mais preocupação.
Saturno é conhecido na Astrologia antiga como o "grande maléfico" (Marte seria "o pequeno maléfico"). Geralmente, se associa Saturno a palavras como seriedade, frieza, perda, recessão, problemas, entre outras. Mas o que um trânsito de Saturno nos indica é que naquela área por onde ele transita precisamos crescer, amadurecer, encontrar uma forma mais adulta e eficiente de fazer as coisas.
Ao contrário de Júpiter, que é conhecido como "o grande benéfico", "o pai bondoso e generoso", Saturno é visto astrologicamente como "o pai rigoroso". E isso não deixa de ser verdade. Júpiter é dadivoso independente do merecimento individual. Com Júpiter, a sorte está em jogo. Já Saturno não tem relação alguma com sorte: ele recompensa todo esforço dedicado à conquista de algo. Saturno é a colheita justa daquilo que foi semeado: se trabalhamos duro, colheremos reconhecimento. Se nada foi feito, ele será justo e nos retribuirá... nada.
VOCÊ ESTÁ SENDO EFICIENTE?
Dentre os diversos questionamentos suscitados por um trânsito de Saturno está a questão da eficiência: estamos agindo naquela área ou a respeito daquele assunto da maneira mais eficiente possível? Saturno não gosta de desperdícios, portanto, ele quer que aprendamos a utilizar melhor os recursos que temos disponíveis, sem capacidade ociosa. E a questão do ócio também tem a ver com limites: se houver ócio, há desperdício, e no desperdício geralmente há falta de limites. Então, Saturno nos mostra o que é ter o justo para que aprendamos a prescindir dos excessos.
Alguns trânsitos de Saturno geram mais preocupação do que outros. Quem está vivendo Saturno em trânsito pela Casa 2, a casa das finanças pessoais, por exemplo, costuma temer uma quebra financeira. Essa é uma preocupação infundada porque o que Saturno em trânsito por essa casa nos pede é uma reestruturação: uma vez que conheçamos a fundo como e com que gastamos nosso dinheiro, não haverá sobra, mas também não haverá escassez. O resultado é que muita gente reverte situações financeiras difíceis e volta a crescer financeiramente ao final deste trânsito: ao descobrir onde estava o desperdício, o indivíduo faz ajustes e, então, começa a viver mais confortavelmente.
TESTE DE REALIDADE
Além de impor limites e exigir eficiência, Saturno nos impõe um teste de realidade na área pela qual transita. Assim, em trânsito pela Casa 7, por exemplo, a casa do outro e das relações estáveis, Saturno questiona quão estruturada está uma relação para seguir adiante. Em geral, o casal tem que enfrentar e superar juntos problemas, algumas vezes financeiros, outras vezes familiares, o que não necessariamente indica um fim para a relação: muitas vezes, os problemas vividos pelo casal os une ainda mais, reforça os vínculos, e a relação passa para um outro nível de intimidade e compromisso. Mas se a relação não estiver forte e consolidada, sim, ela virá abaixo e, equivocadamente, muitos atribuirão esse acontecimento ao trânsito em si mesmo. Na verdade, o trânsito só revelou problemas que jaziam sob a superfície. Não foi criado nada que já não estivesse ali.
Outros trânsitos de Saturno por casas de relacionamentos, como as Casas 5 (amores) e 11 (amigos) geram medo de solidão afetiva. Entretanto, muita gente começa relações sérias nesse período, se estiverem sozinhas, ou fazem novas amizades, com gente mais madura, podendo ainda reencontrar pessoas do passado. Com Saturno não há excessos, mas há qualidade. E a gente acaba gostando de saber que pode contar com pessoas que conhecemos ou resgatamos nesses trânsitos.
RETORNO DE SATURNO
De todos os trânsitos de Saturno, os mais desafiantes são os que chamamos de Retorno de Saturno (aos 28 anos e aos 56 anos, respectivamente), quando ele faz conjunção a sua posição inicial em nosso Mapa Astral. Esses são momentos de questionamentos profundos em nossas vidas. No primeiro, aos 28 anos, olhamos pra trás e pra tudo que fizemos de nossas vidas até aquele momento, e sentimos a necessidade de decidir como seguiremos daí em diante. Algumas vezes sentimos que não construímos nada, e temos aquela sensação de "e agora?". Já temos quase 30 anos e nem começamos a trilhar nossa própria vida. São momentos em que muita gente decide morar sozinho pela primeira vez, dá um rumo a própria carreira, casa, tem o primeiro filho. Essa seria a verdadeira entrada na vida adulta.
O segundo Retorno de Saturno, aos 56 anos, traz outros questionamentos: os filhos já estão crescidos, se casaram, a nossa vida deixa de estar centrada neles, e é preciso descobrir que novo sentido dar a ela. Deixamos de ter a função de pais protetores e provedores: agora, precisamos de outra função. Muitas vezes, esse segundo retorno coincide com o falecimento de um dos cônjuges, com a aposentadoria, ou com uma separação já na meia idade, o que requer do indivíduo toda uma reestruturação diante da própria vida. Ambos momentos são profundamente ricos, porque acabamos descobrindo recursos pessoais que nem imaginávamos que estavam lá, até que Saturno nos obrigou a olhar pra eles.
Não importa quantos anos tenhamos, não há porque temer um trânsito de Saturno, ou qualquer outro trânsito. O mais importante é entender a simbologia do planeta e se afinar com ela, antes de sermos obrigados, por fatores externos e alheios a nossa vontade, a remodelações de mente e espírito. Quando conhecemos antecipadamente as tendências de um determinado trânsito, podemos vivê-lo como mais um aprendizado, como parte natural do nosso ciclo vital.

Link para a publicação original do texto na Revista Personare