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sábado, 5 de março de 2011

Decir la verdad ¿o lo que el cliente quiere escuchar?


No soy el exactamente el tipo de Astróloga a quien los clientes quieren visitar. Mientras que algunos astrólogos son capaces de ver flores en cualquier tránsito en una carta natal, por lo general yo señalo todos los problemas y dificultades que los tránsitos pueden traer. Esto hace que algunas personas me busquen, justo porque soy así, mientras que otras huyen.


No es fácil ser este tipo de profesional. Este enfoque no es muy comercial. La mayoría de las personas no le gusta oír cosas no tan buenas, y a mí misma no me gusta ser portadora de malas noticias. Así fue que el otro día, por casualidad, encontré entre mis libros (comprados, guardados y nunca leídos) un tesoro escrito por Donna Cunningham con el que me identifiqué mucho. El libro, llamado "Plutón en tu carta astral", tiene un pasaje que dice:


"Me volví especialmente impaciente con lo que yo llamo 'Wonderbread Metaphysicians', los que han absorbido bastante del popular 'poder del pensamiento positivo' para decirles que no hay tránsitos malos, sólo desafíos y oportunidades para el crecimiento. Felicitaciones: estás en un tránsito de Plutón, y eso significa que esa parte de tu vida será absolutamente transformada. Esto me recuerda la historia del optimista, que va al infierno y está enterrado en estiércol hasta el cuello. Maravillado, se sumerge y nada. El pesimista lo interrumpe y le pregunta por qué está tan feliz, y el optimista le responde: 'Con todo este estiércol, debe haber un pony en algún lugar'."


El cliente que recibe una lectura que sólo destaca los aspectos interesantes de la transformación de un tránsito de Plutón puede acabar pensando que está haciendo algo totalmente equivocado, porque cómo se siente no coincide con la experiencia positiva y orientada al crecimiento que el astrólogo dijo que el tendría. Y Donna sigue: "Los 'wonderbread metaphysicians' no te dice que, a veces, durante un tránsito de Plutón, puede parecer que te están haciendo un transplante de médula ósea sin anestesia. Ellos no mencionan que es probable que te obsesiones con gente y acontecimientos del pasado en que te gustaría nunca volver a pensar. Que te podes sorprender llorando por alguien que te abandonó hace diez años y enojado con lo que tu primer jefe te hizo hace décadas. Ellos no dicen que te podes terminar distanciando de las personas que más queres, porque ellas no entienden cómo no podes dejar atrás esas cosas que no tienen relevancia para tu presente. Puede haber un pony en alguna parte, pero durante un tránsito de Plutón tendremos que remover capas y capas de estiércol para llegar a él".


Donde leemos la palabra Plutón podríamos poner Neptuno, Urano, Saturno o cualquier otro planeta cuyo transito es notoriamente difícil. Ella menciona a Plutón porque de eso se trata su libro. Plutón suele ser el que más dolor causa, y también el que con más intensidad transforma. Con Urano, en general, no hay un sentimiento de pérdida: se abandona, se renuncia, ya no queremos aquella situación, así, nos vamos, nos cansamos, sin culpa, lástima ni piedad. Neptuno es una ilusión, una fascinación, y el dolor llega al final del tránsito, cuando Neptuno nos desilusiona acerca de todo lo que nos ha ilusionado, cuando la realidad se muestra tal cual es. Con Saturno, tenemos un sentimiento de  lentitud y dificultad de las cuales no se puede escapar, que debemos atravesar, enfrentar.


Es con Plutón que la cosa ya llega siendo puesta abajo, que ya arranca doliendo tremendamente! Sentimos que nos están quitando un miembro del cuerpo sin anestesia, sin que nos pidan permiso, y no sé si hay maneras de evitar este sentimiento. Incluso si estamos en sintonía con la energía del planeta, al principio siempre duele, y mucho: es arrancar el mal por la raíz. ¿Queres renunciar para no perder? ¡Renuncia! Te va a doler igual. Con Plutón no hay mucha negociación, la cosa funciona en sus términos y de nadie más. Creo que por eso la autora dedica un libro entero a Plutón. Yo también se lo dedicaría. ¿Quién sabe aún no lo hago?


Ella sigue haciendo una interesante diferencia entre transformación y cambio. Ella dice que el cambio es unidimensional, se cambia la forma nomás, por ejemplo, golpear una roca con un martillo y romperla. Transformación sería un cambio de dos dimensiones, se cambia la sustancia: transformar una roca muerta en una flor viva. Y dice que Plutón es un tránsito de transformación, que marca períodos de vida o muerte, cuando decimos "nunca más" a patrones profundamente destructivos de comportamiento que nos ha dañado toda la vida. Cuando decidimos renunciar a las penas a las cuales nos hemos aferrado durante tanto tiempo, cuando decidimos transformar, estamos en un tránsito de Plutón.


La autora dice, como menciono en mi texto "127 Horas y la capacidad de resistir," que cuando llegamos a un punto de desesperación total, cuando creemos que no podemos hacer nada más acerca de una situación, que ella está completamente fuera de nuestro control y se necesitaría un milagro para resolverla, cuando nos admitimos impotentes, algo cambia, algo pasa. Ella dice que existe algo en el estado de derrota total que estimula el pensamiento, que nos ayuda a superarla.


Y hablando de todo el dolor que se vive en los tránsitos de Plutón, ella dice que el dolor está relacionado con nuestras resistencias a cambiar lo que hay que cambiar internamente, a abandonar viejos patrones. Me pregunto si no pasa lo mismo con todos los tránsitos que vivimos. Siempre le digo al cliente que es suya la responsabilidad por su carta, lo que me hace, otra vez, una astróloga poco "popular". Nada que dice la carta está predeterminado, porque no creo en destino, creo en elecciones. Y aun cuando no podemos cambiar los acontecimientos externos, podemos cambiar la manera de lidiar con ellos. Luego, en última instancia, el mapa es nuestra responsabilidad, y los acontecimientos allí indicados también. Siempre hay una manera alternativa de vivir un tránsito, siempre hay otra opción para el uso de una energía antes que ella "nos use a nosotros". Y cuando uno no las usa, y se niega a vivir los cambios que piden el paso de aquel planeta por el punto o área de nuestra carta, entonces duele. Las cosas cambian en el exterior, contra nuestra voluntad, y no queremos que ellas cambien. Duele. La verdad se nos muestra, y no queremos ver las cosas de esa manera. Duele. Todo tránsito, en mi opinión, tiene un "qué" de revelación, y creo que es cuando tenemos la capacidad de lidiar con él de otra manera que maduramos. Luego, lo que todo tránsito nos pide, en definitiva, es que crezcamos. Y crecer siempre duele...

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